El bien de altura

faro-al-atardecer

Vuelve a atarde­cer tarde, como bien dic­ta la tau­tología. Y la mier­da pesa cuan­do tiene que pesar, que es sin fuerzas, roto el albor, al últi­mo ester­tor de las golon­dri­nas. Aho­ra uno se acues­ta cuan­do se tiene que acostar, con las célu­las dis­pues­tas al sueño, y las fan­tasías de glo­ria o deseo preparadas. Que el […]