El tiempo que sostiene

Sal­ió de la escopetera, con un uni­forme zur­ci­do por los láti­gos. De la vol­un­tad hablo. No volvería atrás, ni aunque pudiera sal­var los mástiles que aho­ra paseo gra­pa­dos, y que de malas man­eras sopor­tan la pres­en­cia de los tra­jes nuevos. La con­cien­cia de los besos no me hizo andar menos encor­va­do, y aho­ra, para res­pi­rar en […]

Quien no ha nacido en el mar

Si la agonía no se atas­ca, al menos fluye veloz y ani­mosa. Si ten­go, no muero. No me entero de la despresur­ización. Que mi inson­sciente se ahogue en el tram­pan­to­jo, que yo aplau­do, y luego en la madru­ga­da flu­o­res­cente, lloro. Hago la dige­sión de las ofer­tas, y estas me descom­po­nen en cade­nas autodi­geri­bles. Si sé […]

Fundamentos del Arte de vagar

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Intro­duz­co así la expec­ta­ti­va del reme­dio, pues la savia de la tier­ra viene sin man­u­al de instruc­ciones, y aunque todo man­u­al provea, en prin­ci­pio, de una ima­gen que instau­re un icono resum­ien­do el conocimien­to que encabeza, aquí, por la propia nat­u­raleza de la Teoría del Fluir, no hay Dios que sea capaz de escoger una […]

Los otros desposeídos

cuerpos-flotando

No era esto para lo que tenía pen­sa­do uti­lizar el cuader­no. No pre­tendo dar orden ni cohe­sión a los pen­samien­tos. No voy a escribir una obra. Ni siquiera es un diario. Es sen­cil­la­mente un recuer­do; var­ios, de hecho. Son algo así como mojones de piedra con los que ori­en­tarse, o de los que lib­er­arse.       Recuer­do el […]

Tribulaciones del vórtice: Salida

Niebla en la montaña

Un paso. Un paso ha bas­ta­do para lle­gar al otro lado. Un paso que cuen­ta por mil­lones de huel­las den­tro de mi espa­cio-tiem­po.Me enseñaron que el camino y sus trans­for­ma­ciones se apare­cen en pequeños movimien­tos, difer­en­cias ape­nas per­cep­ti­bles, como fan­tas­mas que se advierten cada vez más opa­cos, sin poder recor­dar el momen­to ante­ri­or a su […]

Tribulaciones del vórtice: Entrada

Aldabón

Abro los ojos, pero no a la vez. Primero uno, el valiente, el audaz; aquel que ase­gu­ra la primera mira­da al mun­do; el que sac­ri­fi­ca la visión por la certeza. Luego el apoc­a­do, el temeroso; quien tin­tinea entre las pes­tañas y se aso­ma difumi­na­do ante la lim­i­ta­da cer­tidum­bre. No despier­to tum­ba­do. Frente a mí se […]