Molinos de neón

molino-atardecer

¡PIIIIII…!      De nue­vo el des­per­ta­dor, como una col­isión frontal entre dos trenes de la que sal­go des­pe­di­do, atrav­es­an­do la luna de uno para des­per­tar tum­ba­do en la cama del otro. Aparto con cuida­do los cristales rotos, frag­men­tos de sueños todavía clava­dos entre las sábanas, y descien­do a la super­fi­cie, sin temor a herirme los pies; […]