Vamos a suponer que titilan las luces al entrar en el coche, y que todas las farolas se apagan al unísono. Que un foco etéreo y rojizo calienta nuestras caras, como la resistencia vergonzosa de un antiguo calefactor. Y que a pesar del bochorno de las pupilas clavadas, ni un alma en pena sería capaz […]